“Sinfonía de placer entre manos y papel, bella danza de pliegues que comparte amor y paz en cada compás”. Así lo puede definir Néstor Julián Ríos, quien desde hace tiempo comparte con los huéspedes de Calucé su pasión por este milenario arte japonés.
En esta actividad el papel es un noble protagonista que se deja plegar y moldear ayudando a la persona a concentrase y relajarse; a la vez observa y se hace parte activa de la creación de figuras como aves, animales, objetos comunes y otra gran variedad de formas que estimulan la motricidad fina. Cuando las manos están ocupadas… la mente está en paz.